luis Mamá..., yo, uno o dos días, al volver del trabajo, he
ido a la cocina... Tenía tanta hambre que, en lo que
tú ponías la mesa, me he comido una cucharada de
lentejas... Pero una cucharada pequeña...
don luis ¡Ah! ¿Eras tú?
doña dolores ¿Por qué no lo habías dicho, Luis?
luis Pero sólo uno o dos días, y una cucharada pequeña. No
creí que se echara de menos.
doña dolores Tiene razón, Luis. Una sola cucharada no puede
notarse. No puede ser eso.
don luis (A doña dolores.) Y tú, al probar las lentejas, cuando
las estás haciendo, ¿no te tomas otra cucharada?
doña dolores ¿Eso qué tiene que ver? Tú mismo lo has dicho: tengo
que probarlas... Y lo hago con una cucharadita de las
de café.
don luis Claro, como ésas ya no sirven para nada...
(manolita ha empezado a llorar.)